Comienza tu viaje. Todo va bien, estas normal, sin preocupaciones, pero, de repente notas una leve inclinación, el vagón está subiendo una cuesta. Sientes... ¿felicidad? ¿nervios por lo que pueda pasar?, unas sensaciones que hacen que tengas esa sonrisa tonta. Te giras. Ves a alguien a tu lado. Te sonríe. Tu a el también. Se cruzan miradas. Notas un cosquilleo, que te gusta. Empezáis a sentiros cómodos los dos juntos juntos. Os contáis todo. Recordáis momentos del pasado. Reís. Parece que eso va a durar. Confías en el. Le empiezas a querer, cada vez un poco más, hasta llegar al punto de amarlo con todas tus fuerzas. Algo falla. Un ruido interrumpe la interminable conversación. ¿Qué está pasando?. El vagón está descendiendo lentamente. ¿Por que?. El se cansa de ti. Le aburres. Os cabreáis. No sabes el porqué. Te duele. Lloras. Sufres. Lo ves marchar de tu vida. Nada es como antes. Te sientes mal. No sabes que hacer para que vuelva. Pero, te das cuenta de una cosa. No va ha volver. Pasa de ti. Ha encontrado a otra. Lloras más, cada vez, más. Le echas de menos. Echas en falta aquellos momentos donde os vuestros cuerpos se rozaban. Abrazos, besos, cuando te decía que te amaba, cuando te prometió un SIEMPRE. Ahora estás sola, sin nada. Le distes todo. Solo deseas que sea feliz. Ha encontrado una vida mejor, reconócelo. Estás abajo mucho tiempo. Te preguntas, ¿volverá todo a su normalidad?. No, por que tú sigues enamorada locamente, sin poder pasar pagina y el ya la ha paso.
Es difícil. Pero así es la vida.
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