A veces pienso que es mejor llorar que reir.
Hay muchas maneras de llorar, pocas de reir.
Reir de verdad, reir falsamente.
Reir porque de verdad quieres reir.
Reir para ocultar tus sentimientos.
Sé que reir es una sensación maravillosa,
pero cuando lo que quieres es llorar,
cuando lo que quieres es gritar, puedes reir, claro.
Reir para luego sentirte aún peor.
Pero cuando te sientes mal y dejas caer tus lagrimas,
cuando te desahogas, tienes el valor de mirar desde otro punto de vista.
Entonces, una pequeñisima sonrisa aparece en tu boca.
Sí, pequeña... pero sincera.
Poco a poco, al ir soltando todas las lagrimas que inundan tus ojos,
vas sientendote mejor. ¡Dios! Cada vez mejor. Y sientes que puedes reir.
Ahora te resulta fácil esbozar una sonrisa. Ries, ries...
hasta que lloras de la risa.
Ahora pienso que, despues de mucho tiempo sin llorar porque creia que lo importante era sonreir,
que a veces, para sonreir,
no siempre hay que coger por el camino de la felicidad.
A veces, hay que sufrir aunque solo sea un poco, para alcanzar una verdadera risa triunfal.
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