Prometemelo

¿Que haces aquí?- me dijo ella haciéndome ver con la expresión de su rostro lo repulsiva que le parecía mi visita, no entendía en ese momento, ni llegaré a entender nunca por que la eligió a ella y no a mi, pero continué, no había recorrido medio pueblo para nada.
+¿Quiero pedirte un favor?+le dije con la mirada triste y caída.
-¿Crees que tienes derecho?-me reprocho.
+¿Me vas ha escuchar?+dije activando el modo suplica.
-Dime- me contesto resignada.
+Creo que lo que debo pedirte, es algo complicado, bueno mucho, pero confió en que seas capaz de hacerlo- ella me miro con una expresión confusa, pero que a la vez me pedía que continuara hablando- Bueno, voy al grano, quiero, que le quieras más que yo, sí, mucho, mucho más que yo, sé que es complicado, pero, tranquila, él poco a poco con el paso del tiempo se hace querer cada vez más y más, quiero que le cuides, sobretodo cuando esta triste, él realmente no muestra mucho cuando lo esta, pero te diré un truco, cuando esta triste si sonríe no le salen esos hoyuelos tan perfectos que aparecen en su rostro cuando su sonrisa es realmente sincera, y cuando lo veas así triste abrazale, sin decir nada ni si quiera un "¿Que te pasa?" nada, a él no le gustan esas preguntas y las evita- en ese momento mis ojos se inundaron en lágrimas, ella me miró extrañada, pero yo continué hablando sin hacer ningún amago de ocultar mis lágrimas- cuidale y quierele, él es perfecto, un príncipe encantado, es todo lo que una chica puede desear, por favor nunca le hagas daño, por que si le haces daño, será mi oportunidad y yo estaré ahí para consolarlo.
-¿De verdad le quieres?- me dijo asombrada, al compás que yo secaba mis lágrimas.
+Mucho- ella me miro, triste, sin saber que hacer o que decir- Hazle feliz- le dije fingiendo mi mejor sonrisa y en aquel momento, dí media vuelta, y comencé a caminar hacía mi casa bajo aquella lluvia fría que ocultaba mis lágrimas.